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Tratamiento de la hernia discal cervical
Una hernia discal cervical, también conocida como hernia discal o hernia discal, es un problema común de la columna vertebral que puede provocar molestias en el cuello, dolor en el brazo y otros síntomas. La columna vertebral humana es una complicada estructura compuesta por 33 vértebras separadas por discos acolchados. Estos discos actúan como amortiguadores y permiten que la columna vertebral sea flexible. Cuando uno de los discos de la zona del cuello (columna cervical) se lesiona o se desgarra, la sustancia gelatinosa interna sobresale a través de la dura capa externa, dando lugar a una hernia discal cervical.
La protrusión discal cervical, también conocida como abombamiento discal, se produce cuando los discos y ligamentos de la columna vertebral permanecen intactos pero producen un abombamiento que presiona los nervios raquídeos. Cuando el anillo discal está intacto pero desarrolla una protuberancia que puede rozar los nervios, se habla de disco abultado (protrusión). Esta afección produce molestias en cuello, hombros y brazos. Los síntomas más comunes son una molestia sorda, dolorosa o intensa en el cuello o entre los omóplatos. En ocasiones, las molestias pueden bajar por los brazos hasta las manos y los dedos. Una hernia discal en el cuello se produce cuando un disco vertebral se debilita e invade la médula espinal. Las yemas de los dedos pueden experimentar hormigueo y entumecimiento. Suele aparecer en personas de entre 30 y 50 años como consecuencia de un traumatismo de la columna cervical.
Causas de la hernia discal cervical
Una hernia discal cervical está relacionada con varias circunstancias, entre ellas:
Edad: El proceso natural de envejecimiento puede provocar la degeneración de los discos, lo que los hace más propensos a sufrir hernias.
Traumatismos: Los accidentes, las caídas u otros sucesos traumáticos pueden sobrecargar los discos cervicales y provocar una hernia.
Movimientos repetitivos: Con el tiempo, los movimientos repetitivos del cuello o una mala postura pueden debilitar los discos, haciéndolos más susceptibles a la hernia.
Genética: Algunas personas pueden estar genéticamente predispuestas a padecer trastornos discales, incluida la hernia.
Fumar: Fumar puede reducir el flujo sanguíneo a los discos, limitando su capacidad de curación y recuperación
Síntomas de la hernia discal cervical
Dependiendo de la localización y el grado de la hernia, los síntomas de una hernia discal cervical pueden variar. Los síntomas típicos incluyen:
Molestias en el cuello: Una hernia discal cervical se caracteriza por molestias en el cuello persistentes y frecuentemente graves.
Dolor en el brazo: las hernias discales de la columna cervical pueden comprimir los nervios circundantes, provocando que el dolor se extienda por el brazo. Radiculopatía es otro término para esto.
Hormigueo y entumecimiento: Los pacientes del lado afectado pueden sufrir hormigueo o entumecimiento en brazos, manos y dedos.
Debilidad muscular: La compresión nerviosa puede causar debilidad muscular en los brazos o las manos.
Cambios en los reflejos: Los reflejos del lado afectado pueden aumentar o disminuir.
Estos son algunos de los síntomas de una hernia discal:
- Pérdida de control de la vejiga o el intestino
- Debilidad significativa o parálisis
- Hormigueo o entumecimiento en la zona genital
- Pérdida de sensibilidad
- Dolor de espalda extremo y alta temperatura
Tratamiento de la hernia discal cervical
La terapia para una hernia discal cervical viene determinada por la gravedad del problema y el nivel de los síntomas. Entre las opciones de tratamiento que se suelen utilizar se incluyen:
Terapia conservadora: La terapia conservadora puede ser adecuada en situaciones moderadas. El reposo, la fisioterapia, los analgésicos y el uso de collarines cervicales para sujetar el cuello son todas opciones.
Inyecciones epidurales de esteroides: Las inyecciones de esteroides antiinflamatorios en la zona epidural pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación alrededor de las raíces nerviosas afectadas.
Fisioterapia: Los ejercicios de fisioterapia pueden mejorar la fuerza, la flexibilidad y la postura del cuello y la columna vertebral, disminuyendo las molestias y evitando futuras hernias.
Cirugía: La cirugía puede ser necesaria en situaciones graves o cuando fracasa la terapia conservadora. La discectomía es la técnica quirúrgica más frecuente para las hernias discales cervicales, que consiste en extirpar parcial o totalmente el disco lesionado.
Sustitución de disco artificial: En raras situaciones, se puede sustituir un disco dañado por uno artificial conservando el original.
Aunque no todas las hernias discales cervicales pueden evitarse, existen varias precauciones que puede tomar:
Mantenga una buena postura: Sea consciente de su postura, especialmente cuando esté sentado durante largos periodos. Si es posible, utilice asientos y puestos de trabajo ergonómicos.
Ejercicio: El ejercicio regular puede ayudar a reducir las probabilidades de sufrir una hernia discal al fortalecer los músculos que sostienen el cuello y la columna vertebral.
Levantar objetos correctamente: Utiliza métodos correctos al levantar objetos pesados, como doblar las rodillas y mantener la espalda recta.
Evite fumar: Si fumas, deberías pensar en dejar de hacerlo ya que podría dañar los discos de la columna vertebral.
Manténgase hidratado: Es fundamental beber suficiente agua para mantener los discos vertebrales sanos e hidratados.
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Hernia discal cervical Preguntas frecuentes
Dependiendo del grado, los síntomas de una hernia discal pueden ir desde un ligero hormigueo y entumecimiento hasta un dolor moderado o intenso. Un disco abultado suele estar al borde de la hernia cuando alcanza un nivel de dolor intenso
Dolor en un solo lado del cuerpo. Molestias agudas en una pierna, cadera o nalgas, con entumecimiento en otras. También puede tener molestias o entumecimiento en la parte posterior de la pierna o en la planta del pie.